sábado, 27 de julio de 2013

Esta entrada no tiene un puto título

Ni siquiera sé qué escribir. Ni cómo. Siento sobre mis hombros esa abrumadora sensación que te anula completamente y no te deja ni respirar. Es todo humo. Todo lo que tengo. Todo lo que siento. Todo va sorprendente y reconfortantemente bien hasta que, por alguna ridícula razón, se trunca, rompiendo toda mi vitalidad en mil pedazos. Porque sientes el fin. Sientes que no hay razón para seguir deambulando sola (porque estamos solos) en este mundo. Todo es frío aunque el mercurio del termómetro alcance los cuarenta. Todo es silencio aunque la música suene al máximo, aunque no pueda escuchar ni mis pensamientos. Todo es mierda. Pura mierda. Veneno. Agonía. Pánico. Muerte en vida. Putos engaños. Putos castillos en el aire. Putos pájaros en la cabeza. Puta felicidad, no te quiero si no te quedas.

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